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Sobre los tres Premios Nobel que enorgullecen a México

Entre los pensadores eminentes y representantes de la era de la información y la industrialización, estos mexicanos lograron posicionarse  a nivel universal. Son muestra del sesudo trabajo y el compromiso con el que se trabaja en torno a ideas que incluyan al mundo en su totalidad.

 

1) Mario Molina Enríquez (Científico)

Algunos lo saben, otros no, pero al rebasar 100 partículas por millón (PPM) de hidrocarburos, el aire se convierte en un coctel mortal a futuro, sobre todo a nonatos, niños de 0 a seis meses y en desarrollo.”

Teoría del ?Hoyo de Ozono? y el ?Hoy No Circula? Parece inverosímil, pero si esto fuera la época medieval y tuviéramos que referirnos a la gente y a este mexicano excepcional -mucho mas que un Merlín contemporáneo-, por sus títulos; sin mentir, podríamos presentarlo como: José Mario Molina Pasquel y Henríquez, natural de Valle de Anáhuac, Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Caballero de la Legión de Honor del gobierno de Francia, Oficial de la Orden de Orange-Nassau del Reino de los Países Bajos, Doctorado Honoris Causa, Medalla de la Libertad, Medalla Willard Gibbs, Medalla de Investigación Científica Excepcional de la NASA, miembro electo de El Colegio Nacional, y asesor científico del presidente Barack Obama, aunque todos lo conocemos por su nombre de pila.

En 1995 este ingeniero químico mexicano fue correceptor junto con Paul J. Crutzen y F. Sherwood Rowland del Premio Nobel de Química por su papel para la dilucidación de la amenaza a la capa de ozono de la Tierra por parte de los gases clorofluorocarbonos (CFC), convirtiéndose en el primer ciudadano mexicano en recibir el Premio Nobel de Química.

En 1989, por un artículo publicado en la revista Science que explicaba sus trabajos sobre la química del agujero de ozono en la Antártida, Molina fue electo asesor del equipo de 21 científicos que forman parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del Presidente Barack Obama para pasar a trabajar en el Departamento de Ciencias Atmosféricas, Planetarias y de la Tierra del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) como profesor e investigador.

 

2) Alfonso García Robles (Diplomático)

El Tratado de Tlatelolco. En octubre de 1982, José Alfonso Eufemio Nicolás de Jesús García Robles, obtuvo el premio Nobel de la Paz por "su magnífico trabajo en las negociaciones de desarme de las Naciones Unidas", distinción que compartió con la diplomática y escritora sueca Alva Reimer Myrdal.

El nacido en Zamora, Michoacán, México, y también perteneciente al Colegio Nacional, es conocido por el ?Tratado de Tlatelolco? (para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina, apertura a firma el 14 de febrero de 1967) que era el resultado de la crisis en Cuba.

Propuesto por Adolfo López Mateos, presidente de México en ese entonces, tenía la idea de asegurar la prohibición de los armamentos nucleares y de que esta parte del mundo no estuviera implicada en ningún conflicto entre las grandes potencias rivales. Las negociaciones fueron conducidas por García Robles exitosamente, su habilidad de empresa y diplomacia merece una gran medida de crédito para el hecho de que el acuerdo fue concluido con éxito después de algunos años de negociación.

 

3) Octavio Paz (Escritor)

"Prometo ser breve ?aunque desde que el tiempo es elástico, me temo que van a escucharme por unos 180 muy largos segundos."

La figura del tiempo no podía quedar fuera del discurso de Paz al recibir el Nobel de Literatura. Analizando la anécdota del asunto más allá del odio declarado que el chileno Enrique Verástegui le tenía a Octavio Paz, como que en el fondo también buscaba su atención.

Sabemos de la enorme influencia que Paz ejercía, y no solo en México, en los setenta ?o se estaba con él o contra él?; aún así, existía pues un reconocimiento latente, por parte de sus enemigos, a su obra, ya sea por su ensayística o su poesía.

Además de ser el único funcionario que se excusó del puesto cuando el 68, como lo relata Roberto Bolaño en Los Detectives Salvajes. Cuando Enrique Verástegui archirrival paciano viajó a México, se suponía, en teoría, que tenía que encontrarse con Roberto Bolaño, su hermano y Mario Santiago. Verlos a ellos era la ley, la prioridad. Pero no, Verástegui prefirió ver a Octavio Paz.

Tanto García Robles, Octavio Paz, como Molina Enríquez, son tres mexicanos que serán recordados por el imaginario colectivo. Aunque el objetivo final, del primero, tiene sin embargo, todavía que ser alcanzado, pues hay países que no lo han puesto aún en ejecución.

 

Twitter del autor: @SamZarazua

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