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La historia de las carreras de caballos en México

caballos

Cuenta la leyenda que las primeras carreras de caballos se hicieron cuando llegó Cortés. 

 

Las carreras de caballos en México tienen su origen con el desembarco de Cortés en Veracruz en 1519. Cuenta la leyenda que el conquistador, para impresionar a Moctezuma ordenó a varios jinetes correr a lo largo de la playa. Es importante resaltar que era la primera vez que los antiguos  habitantes prehispánicos  veían a semejante animal, por lo que quedaron impresionados.

Las carreras continuaron dándose de manera informal durante muchos años hasta la llegada de los diplomáticos ingleses y norteamericanos, después de la guerra de independencia. A partir de ese momento, este deporte comienza a ser algo serio. Los ingleses impusieron un estilo que demandaba pistas circulares, clubes establecidos, caballos y jinetes propiamente entrenados.

En 1881 Pedro Rincón Gallardo funda el Jockey Club que tuvo como primera sede la antigua casa del Conde de Orizaba conocida popularmente como la Casa de los Azulejos. Esta asociación reunía a los apellidos más poderos de la sociedad porfiriana, y se creó con el objetivo de mejorar el ganado caballar, abrir un casino y un hipódromo.  En poco tiempo, el Jockey Club se convirtió en el centro de reunión de la sociedad masculina de la época. 

Los hipódromos más emblemáticos fueron el de Peralvillo y el de la Condesa, los dos propiedad exclusiva de los miembros del Jockey Club.

Peralvillo fue el primer hipódromo formal de la Ciudad de México, inaugurado en 1882, pero con el paso del tiempo este lugar fue quedando lejos de la zona céntrica y el Jockey Club decidió en 1910 inaugurar uno nuevo en la Condesa, que estuvo activo hasta los veintes.

Las carreras de caballos se convirtieron en uno de los acontecimientos sociales donde había que estar, es decir, era el lugar obligado de la vida citadina de las clases adineradas; allí las mujeres aprovechaban la oportunidad para vestir sus mejores prendas y los hombres se regocijaban ante los riesgos de las apuestas. El espectáculo del deporte hípico era en esos días, lo que más atraía la atención de los capitalinos.

Es importante mencionar, que el deporte hípico no se limitaba a las carreras, si no que también incluía torneos de polo organizados por el Polo Club y las charreadas, a cargo de la Asociación Nacional de Charros.

Para los años 40 del siglo XX, los hipódromos de Peralvillo y la Condesa habían desaparecido para dar lugar a dos importantes zonas residenciales. Parecía que el furor por los caballos se había ido con ellos.

Es entonces que el presidente en turno Manual Ávila Camacho, que tenía fascinación por estos animales, se unió con el empresario Bruno Pagliai para construir el Hipódromo de las Américas que fue inaugurado en 1943 y que hoy en día es el único en la ciudad. 

Actualmente el gusto por el deporte hípico continua, y el hipódromo de las Américas sigue siendo un lugar frecuentado por muchas personas; algunas fieles conocedoras del deporte y otras simplemente curiosas y con ganas de pasar un día diferente en esta gran ciudad.

 

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