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¿Cómo se divertían los capitalinos a partir de los años veinte?

entretenimiento

Al terminar la Revolución de México,  los capitalinos anhelaban la diversión. 

 

Al terminar la lucha revolucionaria las personas estaban sedientas de un cambio en su vida cotidiana. La educación, la cultura, las artes, etc., se inclinaron hacia el nacionalismo que había estado ausente durante todo el periodo porfirista, que estuvo caracterizado por un marcado afrancesado.

Los habitantes de la Ciudad de México anhelaban retomar una vida normal, y salir a las calles a divertirse y aunque durante la época de la revolución los espectáculos que se ofrecían en la capital mexicana disminuyeron en gran medida, pasada la guerra resurgieron con gran fuerza. Las proyecciones cinematográficas, las puestas en escena y los eventos deportivos tuvieron una enorme respuesta por parte del público, que estaba ávido de diversión después de tantos años de contienda y estaba dispuesto a gozar el desenfreno.

Lugares como el Teatro Principal, el Esperanza Iris, El Olimpia, El Arbeu y el Virginia Fábregas ofrecían espectáculos y eventos sociales para personas que estaban cansadas de los problemas y querían relajarse. Por primera vez en mucho tiempo, la gente tenía la oportunidad de presenciar una amplia gama de géneros teatrales como la zarzuela, vaudeville, opereta, comedia, burlesque, drama, etc.

 

Los capitalinos se vieron beneficiados con una diversa gama de entretenimientos de alta calidad, ya que los empresarios buscaron mejorar los espectáculos que ofrecían para competir contra el creciente interés que el cine acaparaba. Por lo que además de obras, se ofrecían shows de contorsionistas, equilibristas, acróbatas, marionetas, magos, prestidigitadores, cantantes, pulgas amaestradas, etc.

El cine, por su parte, fue adquiriendo cada vez mayor importancia, y contribuyó a definir tanto la cultura popular nacional como los roles sociales. El séptimo arte se convirtió en el espectáculo predilecto de todas las personas y aunque la producción de Estados Unidos era enorme, la de México la superaba, por eso a partir de los años treinta comenzó la Época de Oro que era protagonizada por grandes artistas como María Félix, Pedro Armendáriz, Pedro Infante y Jorge Negrete.

Por su parte, los cabarets y los salones de baile también tuvieron un gran auge en esta época. México se encontraba en la cima de su desarrollo artístico; tanto en la música como la literatura, la pintura y el cine se encontraban en su máximo apogeo.

Otro medio de distracción de los capitalinos fueron los deportes, principalmente aquellos que llegaron a hacerse profesionales como el beisbol, fútbol y otros.

No se puede dejar de lado el boxeo, actividad que todos los fines de semana reunía miles aficionados que se amontonaban en las puertas de las arenas: Nacional, Degollado y Libertad. Para la década de los cuarenta los seguidores del box habían aumentado tanto que se construyó la arena Coliseo que tenía capacidad para poco más de seis mil personas.

Durante esas épocas la Ciudad de México se volvió un gran centro de entretenimiento, con una oferta cultural impresionante, tanto que personas de todo el mundo venían a visitar la capital y a disfrutar de todo lo que esta ofrecía.

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