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Los tlacoyos o el ancestro de los antojitos mexicanos

tlacoyos

Los tlacoyos son el antojito mexicano por antonomasia, no solo por su versatilidad, sino porque fue de ellos que nacieron todos los demás.

 

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Al hablar de antojitos mexicanos, uno de los personajes más recurrentes son los tlacoyos. Estas tortillas gruesas en forma de empanada, típicas del centro del país, han transitado a través de los siglos y de la siempre cambiante sociedad mexicana sin perder su sabor, su forma o su popularidad. Desde tiempos prehispánicos se hacían, en casi todos los hogares de grandes ciudades como Tenochtitlan, y se distribuían entre toda la población.

 

Imagen de: Pinterest

 

Podría decirse que son el antepasado más antiguo de los antojitos mexicanos; su nombre proviene del náhuatl nacatlaoyo. Su fácil y rápida hechura, aunada a su alto contenido nutricional, los convertían en una comida ideal para un largo día de trabajo o para cubrir grandes distancias. De hecho, en ese entonces, cuando alguien se disponía a hacer un viaje largo, llenaba su itacate con tlacoyos, y su guaje con agua o pulque. Debido a la forma en que están hechos, los tlacoyos duraban mucho tiempo, además de que eran (y siguen siendo) bastante llenadores.

Uno de los lugares donde más se vendían era en el gran tianguis de Tlatelolco. Incluso se dice que fue aquí donde los españoles los probaron, y que les gustaron tanto, que los incorporaron a su dieta, agregándoles carne y lácteos en algunas instancias. Entonces, a pesar de que, como todo lo que pasa a través de los siglos, los tlacoyos han evolucionado, su esencia se mantiene. Los tlacoyos clásicos se hacen con maíz azul nixtamalizado y se rellenaban con frijoles, habas, chicharrón o requesón.

 

Imagen de: Flickr

 

Sin embargo, ahora cada estado, municipio y pueblo tiene su propio estilo de tlacoyos. Ahora los hay azules y blancos, con una gran variedad de rellenos y acompañamientos. Si bien los más comunes son los que ya se mencionaron, también los hay rellenos de papa, alverjón, tinga y chales. Su forma también varía: pueden ser ovalados, oblicuos y hasta triangulares. Casi siempre se les pone queso, crema y nopales, además de cebolla, cilantro y las infaltables salsas. Cabe destacar que muchos otros antojitos, como las gorditas, los huaraches y los sopes, son derivados de la forma original del tlacoyo. Como que ya se antojaron, ¿no?

 

Para ampliar tu saber sobre los antojitos mexicanos, explora su origen prehispánico.

*Imagen destacada de: Pinterest

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