Arte y Cultura
La inadvertida Serpiente del Zócalo que desea salir del Mictlán
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Una serpiente de piedra es testigo oculto del movimiento diario de las personas que transitan una de las ciudades más pobladas del mundo.

Los detalles ocultos de la serpiente.

En la esquina inferior de República del Salvador y Pino Suárez, en el Antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, hoy Museo de la Ciudad de México, parece brotar desde lo más profundo de la tierra una serpiente mexica de enormes fauces que eternamente sólo se asoma y parece no terminar de gustarle lo que hay afuera, pero ¿cómo es que esa increíble pieza arquitectónica llegó ahí?

Este particular edificio remonta su historia hasta el siglo XVI, cuando el conquistador Hernán Cortés repartía terrenos cercanos al antiguo centro ceremonial mexica a militares y civiles que habían participado en la conquista. Uno de ellos, originario de Salamanca, España, fue Juan Gutiérrez Altamirano a quien se le entregó el Antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, procedente de la isla de Cuba en donde había sido gobernador en 1524; para tomar el puesto de Corregidor de Texcoco y veedor de Hernán Cortés.

Muchos años después, don Fernando Altamirano y Velasco, descendiente directo de Juan Gutiérrez Altamirano contrajo a su vez matrimonio con una nieta del virrey Luis de Velasco. Fernando Altamirano recibió la merced real de Felipe III de España en la que se le otorgó el título de conde de Santiago de Calimaya en 1616. Una época de auge económico y social vino para la familia Altamirano Velasco. Es posible que la edificación del palacio se haya iniciado en el siglo XVII como resultado de la alcurnia a la que ahora pertenecían.

En 1777 el palacio fue remodelado. Las obras estuvieron a cargo del arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres. La fachada del palacio fue recubierta de tezontle y la portada y las ventanas con cantera a la usanza del Siglo XVII.

En la esquina inferior derecha se incluyó un elemento que ha sido objeto de diversas interpretaciones: una talla prehispánica con la imagen de una cabeza de serpiente. El remozamiento del palacio se hizo desde sus cimientos y es probable que en la excavación se haya encontrado este elemento y otros objetos. La casa se trazó en dos plantas, sin entresuelo y con dos patios como todas las casas señoriales. La capilla familiar era un símbolo de abolengo y de intensa actividad social.

Lo mismo ocurre con las gárgolas en forma de cañón que adornan todo el perímetro superior de la fachada y parte del portón mayor. Los perros que adornan el arranque de la escalera, así como los mascarones del portón principal tienen un aire orientalista, rasgo no muy común en la casa de los nobles. Incluso, se ha especulado sobre el posible origen de la madera y la mano de obra que elaboraron la puerta de acceso principal; se ha dicho que quizás fue traído de Filipinas por los condes. Sin embargo, la manufactura parece ser totalmente novohispana y la madera no es extraña a estas latitudes.

A finales del Siglo XIX el palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, quedó ubicada dentro del área comercial del centro. Poco a poco se establecieron comercios en accesorias que fueron rentadas para dichos fines pero nadie pareció reparar en la cabeza que parece salir del Mictlán. De hecho, Los herederos de este inmueble continuaron la costumbre de rentar los cuartos interiores para vivienda, y la fisonomía de la antigua casa señorial comenzó a modificarse en función de sus nuevos inquilinos.

A pesar de tantos cambios que ha tenido desde el siglo XVII, por ejemplo colocar tapancos y entresuelo, adaptar el espacio a las necesidades comerciales y financieras de los arrendadores, el desgaste y la inclusión de tuberías y otras instalaciones, no ha minado en nada la portentosa serpiente que parece huir de las faldas del edificio, o que está a la espera de alguna presa para devorar..

No obstante, el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, o Museo de la Ciudad, fue reconocida patrimonio nacional en 1931. En 1960 se decretó que el inmueble se convertiría en el Museo de la Ciudad de México y para adecuar al edificio a su nuevo uso, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez llevó a cabo una remodelación, en la que las antiguas habitaciones se convirtieron en salas de exhibición, y en el exterior se quedó de nuevo la serpiente de piedra.

Desde 1992 el Museo ha sufrido varios cambios, se desmontó para transformarlo en un centro de información y en 1997 se ejecutó una restauración en la que se devolvieron acabados originales, como pisos de barro en los corredores del segundo nivel, cantería en frisos y remates y desde esos años se ha visto el desgaste del inmueble, pero siempre manteniendo impecable y oculta a la serpiente.

La serpiente fue traída del Teocalli mexica, antes de que éste fuera completamente destruido, y la cabeza serpiente de piedra seguirá luciendo gloriosa en la fachada principal de la casa. El elemento perdura hoy día y se muestra como orgulloso testigo del paso del tiempo en una ciudad que cayó para volverse a levantar; todo frente a sus ojos.

La serpiente es el testigo de las calles llenas de gente que fluyen por la ciudad todos los días, de la entrada a la Iglesia y el Hospital de Jesús Nazareno que marca el lugar en una calzada donde se reunieron por primera vez Hernán Cortés y Moctezuma II en 1519. Esta pequeña placa Marca el evento más decisivo en la historia de las Américas.

 

 

Ubicación: República de El Salvador y José María Pino Suárez 30, Centro Histórico, Centro, CDMX.

272 tesoros olmecas llegan el Museo Pointe-à-Callière, de Canadá
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La exhibición de Los Olmecas estará acompañará de un catálogo y un programa de conferencias, en el Museo con la mayor vocación histórica de Montreal.

Fotos cortesía de INAH

Los Olmecas llegan al espacio arqueológico más grande de Canadá.

 

El Museo Pointe-à-Callière de Arqueología e Historia, de Canadá, estará presentanto una diversidad de piezas mexicanas, en la exposición Olmecas y las civilizaciones del Golfo de México, con el fin de celebrar la cultura y tradiciones mexicanas en el Vieux Montreal, el corazón antiguo de la ciudad cosmopolita.

Esta exhibición destaca las maravillas del México antiguo, en uno de los museos más espectaculares de Canadá, para que todos conozcan y se maravillen con las culturas mexicanas ancestrales. Se trata de un montaje que ilustra un panorama civilizatorio de más de 3 mil años, y plantear preguntas e imaginar cómo era la vida de esos hombres y mujeres que habitaron en la costa atlántica de México.

La directora ejecutiva del Museo Pointe-à-Callière, Anne Elisabeth Thibault, destacó en un boletín de prensa, que la emoción palpable en todos los colaboradores del recinto a su cargo, por recibir temporalmente los 272 objetos patrimoniales que integran a la muestra, cada uno de los cuales es testigo de la grandeza de múltiples civilizaciones de raíz olmeca.

"La colaboración entre nuestras instituciones es testimonio del compromiso compartido por promover el entendimiento intercultural, por ello, agradecemos a todos los que han hecho posible este esfuerzo. Su contribución creará, sin duda, experiencias enriquecedoras e inolvidables para nuestros conciudadanos y visitantes", expresó la Directora del Museo.

Asimismo, a dicho país del norte llegaron piezas arqueológicas y objetos etnográficos que narran parte de la historia y evolución de la cultura olmeca; que se mantiene viva en los pueblos huastecos, nahuas, totonacos, zoques y otomíes de nuestro país.

Además, se preparó un programa de actividades con recorridos guiados, conferencias y una publicación especial, realizada en colaboración con la revista Beaux-Arts, dedicada a la exposición y en la cual se ofrecerán contenidos complementarios a la misma.

Los artistas mexicanos Erick Meyenberg y Tania Ragasol presentes en la Bienal de Venecia 2024
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Los artistas visuales Erick Meyenberg y Tania Ragasol llevan su exposición al Pabellón de México, en el Antiguo Complejo Naval y Militar Arsenale di Venezia, Italia

Fotos cortesía de Erick Meyenberg

El artista visual Erick Meyenberg y Tania Ragasol, abordan  la migración y la identidad cultural.

 

El artista Erick Meyenberg representa a México en la 60ª Exposición Internacional de Arte de La Biennale di Venezia con una extraordinaria videoinstalación llamada Nos marchábamos, regresábamos siempre, con la curaduría de la gestora independiente de arte contemporáneo Tania Ragasol.

Esta intervención estará disponible hasta el 24 de noviembre de 2024 en el Pabellón México en la Bienal de Venecia, en Venezia, Italia, y entabla un diálogo con más de 87 pabellones de 87 países.

Erick Meyenberg plantea un dilema fundamental con su obra, en donde parece que todos somos extranjeros donde quiera. La obra exhibe que la condición de extranjería se puede estar viviendo aun no habiendo emigrado a otro país; no sabiendo si la pertenencia en realidad está fijada por la historia, los afectos o los tránsitos que hoy en día la movilidad humana plantea. No es la geografía, la historia o el lenguaje lo que define esas construcciones, sino una realidad en la que nos movemos permanentemente.

No obstante, México ha recibido personas que han tenido que dejar sus raíces o sus orígenes por guerras, por dictaduras, por desastres ambientales o solo porque se enamoran de un país tan diverso. La poética transdisciplinar de Meyenberg, que va de lo visual al lenguaje del movimiento, que transita por las emociones y los afectos de todas las personas que nos vemos reflejadas en una mesa.

El artista creó cerámica para poder desfigurar y transfigurar esas emociones que significan en una mesa compartir los dilemas, las nostalgias, las promesas incumplidas, los sueños, los compromisos; es ahí donde México se enriquece con esta obra poética de Meyenberg y de Tania Ragasol.

Esta propuesta artística habla de la hospitalidad, reconocer que todo proceso migratorio tiene muchas capas de dolor y de pérdida, pero ante una mesa se pueden crear lazos profundos de humanidad, es en donde caben todos esos gestos casi ancestrales, primigenios, que más allá de fronteras y de nacionalidades, nos pueden unir a todos como seres humanos y en donde podemos proyectarnos. Por eso en la videoinstalación hay una mesa blanca, una especie de pantalla en donde cada uno puede proyectar sus memorias.

El trabajo de Tania Ragasol evoca de una manera poética tanto el trayecto de quien migra, de una familia de migrantes, como la posibilidad de un momento, aunque sea un instante, de pertenencia alrededor de una mesa. Es un tributo a aquellos que están por llegar a una nueva realidad de vida, es una invitación a apreciar aquello que nos parece extraño para imaginar conexiones a partir de las maneras más íntimas que tenemos en común todos los seres humanos, como puede ser un beso, un guiño, una caricia, como eso vital que nos une más allá de fronteras, coordenadas, límites.

Sin duda una videoinstalación que nos hace mirar el tema del encuentro, siendo Extranjeros por todas partes. Además, es una exposición representativa de la práctica de un artista mexicano de ascendencia alemana y libanesa, que sabe bien sobre la condición dual y en construcción identitaria del migrante como extranjero, en su tierra y fuera de ella, cuantas veces intente recuperarla. Es una instalación con esculturas de cerámica que combinan elementos de México, Italia y Albania, reflexiona profundamente sobre temas como la migración, la búsqueda de pertenencia y la perenne condición humana de buscar raíces en un mundo transitorio. 

David-Hanes González, fotos de la cultura del boxeo en los barrios de la Ciudad de México
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Las fotografías de David Hanes-González documentan la lucha diaria de los boxeadores en los barrios de la CDMX. 

Fotos cortesía de davidmfoto

David Hanes-González retrató el box que se viven en los barrios de la CDMX.

 

David-Hanes González es un mexico-americano que llegó a nuestro país con el fin de conectarse con sus raíces mexicanas, en particular con el boxeo mexicano. Fue cuando descubrió el increíble impacto que tiene México en el box, cuando se propuso crear un proyecto en torno a esta cultura. 

Así se cargó de su cámara, y un proyecto que era de dos semanas se convirtió en todo un proceso de dos años, con el fin de crear una conexión mucho más profunda con el país de origen de su familia. Este fotógrafo nacido en Chicago llegó a vivir a México en la pandemia y con muy poco conocimiento de español.

Para Hanes-González el estilo del boxeo mexicano es un reflejo del carácter nacional. En realidad llevó a cabo un proyecto fotográfico bastante interesante. Se trata de fotografías en blanco y negro, pero no son las clásicas fotos de Canelo, o De la Hoy en el ring. Se trata delos combates de la vida diaria, de los barrios y las comunidades capitalinas. 

Y es que para muchos amateurs que comienzan en el mundo del boxeo en la Ciudad de México, es una salida única, disciplinada y dedicada para lograr subirse al ring y tener una mejor consciencia de su futuro. Se trata de un proyecto fotográfico de comunidad, evitar los clichés y registrar con su cámara algunos de los gimnasios de box, en lugares como La Merced, Tepito, la Guerrero, Tacubaya, el pueblo de Santa Fe, en la capital, y en municipios del estado de México.

Una de las imágenes favoritas que han marcado a este fotógrafo, es la del boxeador Salvador Pelón Juárez, quien aparece frente a una cruz en uno de los cerros del municipio mexiquense de Chimalhuacán

Joel Merino: el pintor triqui que desea llevar la tradición de Oaxaca a todo el mundo
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Joel Merino es un muralista destacado y originario de la comunidad autónoma de San Juan Copala, Oaxaca.

Fotos cortesía de @joelmerinoart

Joel Merino lleva la tradición y cultura de Oaxaca a varias partes del mundo. 

 

Joel Merino es un artista que representa a la comunidad de San Juan Copala, un municipio autónomo de Oaxaca, que siguió el ejemplo de los Zapatistas de Chiapas para abogar por su pueblo. Como muchos artistas oaxaqueños, ha tenido que superar muchos obstáculos para continuar haciendo su arte; además de llevar su talento y amor por la comunidad triqui a otro continente.

Merino se inició en la pintura de pequeño. Experimentaba con caricaturas y con el paso del tiempo desarrolló su potencial y decidió seguir en la búsqueda de técnicas y tipos de pintura, hasta que conoció a un corredor de arte, esto originó en Merino López un gran interés en la pintura clásica, y al paso del tiempo conoció otras técnicas y expresiones culturales.

Más tarde se enfocó en el grafiti, con la cual se abrió paso al mundo artístico y en el año 2014 comenzó a realizar obras de su propia autoría. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Querétaro, fue la primera en abrirle sus puertas tras ver su trabajo, de ahí lo invitaron a plasmar su obra en la oficina de la comisión; después de esta experiencia, se interesó más por trabajar murales con la temática de su comunidad de origen.

Hoy en día, su fuente de inspiración para realizar su trabajo es su familia y su pueblo natal que engloba la cultura triqui, este tema lo ha llevado a trascender fronteras no nada más de su estado sino del país, llegando a pintar en algunos países europeos.

Sus exposiciones han pasado por algunos estados de México como lo son Querétaro, Veracruz, León, Tijuana y Oaxaca. Fuera del país se ha presentado en países europeos como Suecia, Bélgica y Francia y, en el 2017, logró conseguir dinero para poder llegar a París en busca de posicionar su obra y cultura. En la capital del arte y del amor lo recibió con los brazos abiertos y Merino consiguió realizar murales en emblemáticas calles de la ciudad luz, resaltando las costumbres, vestimenta y tradiciones de su pueblo pero sobre todo dejando en alto a su país.

Asimismo, el pintor triqui, Joel Merino López, hizo una gira de trabajo con la comunidad migrante triqui en Estados Unidos, donde fomentó la cultura de su comunidad, San Juan Copala. Además, pudo visitar las ciudades de Albany en Nueva York, además de Chicago y Las Vegas.

Tanto las  pinturas como los proyectos de Merino, resaltan a la comunidad triqui, además de dar a conocer parte de la cosmogonía de las comunidades originarias de México. Asimismo, busca que la imagen de Copala no se quede en la idea de la ropa típica, artesanías, ni las problemáticas sociales de la región, más bien espera que a través del arte con sus pinturas se dé a conocer.

Sus obras llevan títulos en el idioma triqui con traducción al español para que la gente conozca la lengua madre del artista, buscando preservarlo para las próximas generaciones.




 

Familia de Filadelfia entrega voluntariamente 22 piezas de arqueología mexicana
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Dentro de las 22 piezas arqueológicas entregadas se destacan figuras antropomorfas y vasijas.

Fotos cortesía de INAH

Estas 22 piezas pasarán a formar parte del patrimonio arqueológico mexicano. 

 

22 piezas arqueológicas pertenecientes al patrimonio mexicano, fueron devueltas por una familia de Filadelfia, Estados Unidos, que otorgaron los ejemplares de manera voluntaria para reintegrarse a los museos mexicanos; a través del Consulado de México en Filadelfia y el Centro Cultural Mexicano (CCM).

La recepción de las piezas se realizó a través de una ceremonia, donde se reconoció a la familia Landau, quienes coleccionaban los artículos, además del trabajo de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

"Leonard Landau era un amante del arte mexicano y le gustaba coleccionar piezas arqueológicas. Después de su muerte, su esposa e hijos consideramos que lo correcto era devolverlas a México y tuvimos la suerte de encontrar el Centro Cultural Mexicano de Filadelfia", señaló la familia durante la ceremonia.

Asimismo, en octubre pasado, la familia Landau decidió entregar de manera voluntaria 29 piezas al CMM, dada la posible relevancia histórica y cultural de los elementos en cuestión, el Consulado de México en Filadelfia y el CCM acordaron verificar su autenticidad ante el INAH, con el apoyo de la SRE.

En ese sentido, se llevó a cabo un dictamen de las 29 piezas y un arqueólogo del Instituto, especialista en culturas precolombinas, quien concluyó que 22 de ellas, entre las cuales destacan figuras antropomorfas y vasijas, concuerdan con artefactos elaborados por diversas culturas mesoamericanas que habitaron México entre los años 400 a.C. y 1521 d.C., por lo que se les considera patrimonio arqueológico de la nación.

Por otro lado, las otras siete piezas fueron dictaminadas como de reciente manufactura o que no se puede determinar su origen por el estado de las mismas. Tras todos los dictámenes se coordinó la entrega de las piezas, para que lleguen a México para su investigación, conservación y cuidado.

Durante la entrega de las piezas, el cónsul mexicano en Filadelfia, Carlos Obrador Garrido, resaltó la atención de esta administración a la recuperación y "rematriación" de piezas arqueológicas. "Celebramos que se haya podido concretar el retorno a nuestro país de estas 22 piezas, mismas que nunca debieron haber salido de México”, dijo Garrido.

¿Por qué todos están amando a los Ternurines? Aquí te lo contamos todo
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Los Lindos Ternurines no son nuevos, pero sí son parte de un fenómeno cultural que disfrutan niños y grandes. 

Fotos cortesía de Ternurines México

Los Ternurines están de vuelta en toda la Ciudad de México. 

 

El coleccionismo, la moda retro y la nostalgia han traído el regreso de los llamados Ternurines, al grado de que muchos jóvenes se han vuelto amantes de estas pequeñas figurillas. 

Se trata de Sylvanian Families, unas figuras coleccionables que surgieron en Japón y, pero que en América se vendieron como Calico Critters y en México los llamaron Lindos Ternurines. Hoy en día son apreciados por niños y adultos, porque son juguetes atractivos para los menores y objetos de colección, con algunos ejemplares alcanzando altos valores en el mercado en línea.

De hecho, la línea de juguetes con el nombre de Sylvanian Families salió al mercado en 1985, y en 1993 fueron rebautizados y lanzados en los Estados Unidos como Calico Critters. La primera línea de Sylvanian Families en Japón incluía una casa, 11 muebles y 9 familias de animales, como los osos Timbertop y Evergreen,  los conejos,  ratones, conejos grises y los topos llamados McBurrow.

Cada familia tiene características animales realistas, como pelaje, bigotes y colas, así como su propia personalidad, ropa e historia de fondo, lo que los hace perfectos para el juego imaginativo. Forman parte de una colección que incluye juegos, muebles en miniatura e incluso vehículos de juguete para que puedas crear un mundo lleno de criaturas, casas, tiendas y transporte.

Estas figuras son fabricadas en Vietnam y China, pero la empresa que los produce, Epoch Co., Ltd., tiene su sede en Tokio, Japón. Dicha empresa japonesa de juguetes y juegos que existe desde 1958, y está clasificada como la tercera empresa de juguetes más grande de Japón. Se especializa en crear juguetes de alta calidad para niños que fomentan el juego imaginativo. De hecho, la línea Calico Critters es una de sus colecciones de juguetes más populares, amada tanto por niños como por padres.

Estos coleccionables surgieron de la combinación de casas de muñecas y figuras animales con un toque humano. Las primeras ediciones de los Ternurines estaban hechas de cerámica y madera. Años más tarde, los juguetes evolucionaron con el uso de plástico y metal para aumentar su durabilidad y resistencia, que suelen romper con facilidad la tela o la cerámica. Cada personaje posee su propio nombre, fecha de nacimiento y personalidad, lo que fomenta la creatividad y desarrollo de habilidades sociales y emocionales en quienes juegan con ellos.

Como muchas cosas vintage, Los Ternurines se han convertido en una sensación en redes sociales y las tendencias de compra en línea son un producto de la firma Epoch. Con casi 40 años de existencia, hay algunas figuritas que pueden llegar a valer hasta 11 mil pesos en las subastas de los coleccionistas.

Algunas figuras se han convertido en raros objetos de deseo para coleccionistas, evaluándose a precios altos en el mercado de segunda mano. La figura denominada "White Chocolate Rabbit", fue vendida en 700 dólares en una subasta en Ebay durante el año 2023. 

Asimismo, los Sylvanian Families son muy populares en plataformas digitales como TikTok, donde usuarios realizan parodias y cuentan historias utilizando estas figuras. En la Ciudad de México, los aficionados a los Ternurines tienen varias opciones para comprar estos preciados compañeros:

Tianguis de juguetes de Banderas

Fan Center de Eje Central, en el Centro Histórico de la CDMX.

Cong Cha Condesa

Jugueteria Eliacim, en el Centro Histórico.

El Mariachi Potosino: historia, identidad y política cultural en Chicago
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El Mariachi Potosino ayudó a consolidar la identidad mexicana en un momento de gran tensión política. 

Fotos cortesía de Archivo Emotivo

El Mariachi Potosino logró hacer una gran historia en la ciudad de Chicago. 

 

Este museo de Estados Unidos le rinde un homenaje a la historia de José Cruz Alba (1918-2002) y su viaje como inmigrante desde Durango a Chicago. Es una exposición llena de fotografías antiguas, videos, recortes de periódicos y entrevistas a familiares que muestran la trayectoria del Mariachi Potosino, que fue más que reconocido en Chicago. 

La mayor parte de lo que se escribe sobre la historia del Mariachi en Estados Unidos no reconoce a los estados del Medio Oeste y a ciudades como Chicago como centros importantes de actuación del Mariachi. Pero  viaje musical del Mariachi Potosino ayudó a establecer al género musical y al mismo tiempo reflejar el crecimiento de la identidad cultural mexicana en todo el país.   

El Mariachi Potosino se fundó en 1958 y terminó en 2019, siendo una parte integral de celebraciones familiares, eventos comunitarios, desfiles de la ciudad, protestas y reuniones políticas en las comunidades mexicanas de Chicago y más allá. De hecho, la música de este Mariachi se convirtió en un símbolo de identidad, un referente cultural inmediatamente y un puente hacia casa.

José Cruz Alba fue un músico y activista, que conoció a Richard Nixon, a miembros del Partido Pantera Negra, Richard J. Daley y Jane Byrne. Fue el director del Mariachi Potosino por más de 60 años, y tocó en todos los rincones de Chicago; además de dar serenatas y tocar en bodas, cumpleaños, bautizos y más celebraciones. 

Este Mariachi tenía seis mexicanos que tocaban en Chicago en la década de 1960. Llevaban sombreros, trajes de charros y ahora están en una galería del Museo Nacional de Arte Mexicano en Pilsen, Chicago. El Mariachi Potosino también estuvo presente en un mitin de JFK en 1960, tocaron para Robert Kennedy y muchas personalidades más. 

En los años 60 en Estados Unidos, ser mexico-americano no era nada fácil, ni mucho menos lo era ser obrero toda la semana y reinventarse como mariachis los fines de semana. Es por eso que el Mariachi Potosino fue una novedad en Chicago. Aparecieron en la televisión local, y tuvieron un éxito menor en la radio regional con una canción de amor con tintes de bolero. Aunque el resto de los miembros del mariachi iban y venían, José Cruz Alba siempre fue el director.

José Cruz Alba murió en 2002, varios años después de sufrir un derrame cerebral. Es por eso que el mariachi es homenajeado en el Museo Nacional de Arte Mexicano con un nombre bastante elegante: Mariachi Potosino: The Sound of Home (Mariachi Potosino: el sonido de casa). El Museo Nacional de Arte Mexicano, se encuentra en 1852 W. 19th St., Chicago. 

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