Arte y Cultura
La capilla de Dzibilchaltun es un monumento inusual en medio de ruinas mayas
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La Capilla Abierta Dzibilchaltúnde fue construida para ser un centro de evangelización alrededor de los edificios Mayas.

Fotos: Zona INAH

En medio de la plaza central de la Zona Arqueológica de Dzibilchaltun, se encuentra una curiosa capilla del siglo XVI. 

 

Dzibilchaltún es una palabra formada por cuatro vocablos mayas: Dzib, escritura; il, locativo; chal, plano; y tun, piedra; lo que puede traducirse como "lugar donde hay escritura en las piedras planas". Este asentamiento llegó a ser uno de los más grandes de la costa norte de la península de Yucatán y la distribución de sus espacios arquitectónicos alcanzó a cubrir un área de 16 km cuadrados.

Hoy en día, esta ciudad conserva 12 caminos blancos que parten del centro y se dirigen hacia las construcciones de la periferia; uno de ellos conduce al cenote Xlakáh, que en maya significa “pueblo viejo”, uno de los más grandes y profundos encontrados hasta hoy día en Yucatán, y del cual se han rescatado gran número de piezas arqueológicas. 

Aunque el edificio más sobresaliente de esta zona es El Templo de las Siete Muñecas o Templo del Sol, llamado así por una ofrenda que se encontró en su interior de siete figuras de barro con forma humana, lo que ha hecho más peculiar a este sitio es la Capilla Abierta en Dzibilchaltún; construida a fines del siglo XVI, en 1592 y continuó funcionando hasta el siglo XVII.

Esta capilla se caraceria por tener un arco de medio punto, una bóveda de medio cañón, una sacristía, un altar, un atrio, una sala para sacerdotes y un claustro que se comunica con el Cenote de Xlakah. Lo más inusual de la Capilla Abierta es que fue construida en el centro de la explanada principal con los edificios Mayas originales aún en pie. Esto es inusual porque los españoles generalmente destruían o desmantelaban todos los templos prehispánicos.

Es impresionante ver en medio de una zona arqueológica los vestigios de un templo católico del siglo XVI, esto nos dice la importancia que las ciudades antiguas y los centros ceremoniales Mayas aún tenían después de varias décadas de presencia hispana. Además, porque las capillas abiertas son el lugar donde los franciscanos oficiaron las misas en latín y practicaron la evangelización de los Mayas.

Los construyeron cuando se dieron cuenta de que los nativos solían celebrar reuniones de naturaleza religiosa al aire libre y no en lugares cerrados, como en los templos católicos. De ahí que el presbiterio de la capilla está encerrado en tres lados por paredes de mampostería doble, llena de piedra rota y mortero de cancab. Está techado por una simple bóveda de cañón. También hay una puerta que conduce a los cimientos aparentemente nunca completados de otra habitación pequeña que probablemente habría sido utilizada como coro o bautisterio.

Al norte de la capilla hay una pequeña estructura rectangular que probablemente fue la residencia del cura. Un poco más al norte se encuentran los restos de un edificio donde probablemente vivieron el cuidador y su familia. Los restos de las paredes del atrio son claramente visibles en los lados norte, sur y este de la capilla.

Según la leyenda de Santa Ursula, una santa venerada de la cercana ciudad de Chablekal, vivió en el Cenote Xlakah, pero luego se fue a vivir a la Capilla Abierta. Debido a esto, la Capilla Abierta se convirtió en la iglesia de Chablekal y los habitantes de esta ciudad dejaron a una niña en la capilla de Dzibilchaltún, imitando las antiguas prácticas de sacrificios a cambio de los favores solicitados.

Capilla Abierta en Dzibilchaltún

Dónde: en medio de la Plaza Central, justo al lado del Sacbé 1 que va desde el Templo de las siete muñecas hasta el Cenote Xlakah.

Cuándo: lunes a domingo de 08:00 h a 17:00 h.

Cuánto: $90 pesos

Ex cónsul de Alemania dona cañón pirata del siglo XVII al Museo Maya de Cancún
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Esta réplica de cañón forma parte de un proyecto de construcción de modelos de los siglos XVIII-XIX en el sureste mexicano. 

Fotos: inah

Esta pieza de un cañón del siglo XVII enriquece la museografía con la temática piratería del sureste mexicano. 

 

La Ruta de los Piratas es un tramo que une al río Hondo con la Laguna de Bacalar, que como puedes deducirse, alguna vez estuvo más o menos lleno de piratas y llevaban a cabo sus batallas. Es un recorrido que te mostrará los sitios más legendarios de la zona y aquellos en donde llevaban a cabo sus batallas.

Como los piratas son parte de la historia del sur mexicano, el ex cónsul de Alemania en México, Rudolf Bittorf, donó al Museo Maya de Cancún la réplica de un cañón del siglo XVII, proveniente de un pecio rescatado en 1958, en la Bahía de Isla Mujeres.

 Es un donativo que se entregó el 1 de junio de 2023, en la sala de juntas del recinto cancunense, donde Bittorf ofreció una conferencia en la que dio testimonio de su afición al tema de la piratería, desde su infancia en Brasil, donde comenzó a conocer las rutas marítimas a las Indias y a los navegantes portugueses que exploraron tierras sudamericanas desde la época de la Colonia.

Rudolf Bittorf fue cónsul de Alemania en Cancún, de 1984 a 2016, y empresario turístico; además, ha sido un personaje relevante en la época fundacional de Cancún, cuando construyó dos réplicas de tamaño real de las naves de Colón: "La Niña" y "La Pinta", en las cuales se ofrecen paseos por el sistema lagunar Nichupté desde 1995.

El original de este cañón fue donado a la Escuela Secundaria Técnica No. 1 de Isla Mujeres, donde el público puede apreciarlo. Se trata de un Falcon de tres libras, rescatado en 1958, en la Bahía de Isla Mujeres.

Es una pieza hecha de bronce y es uno de los cañones más antiguos encontrados en América, perteneciente a un pecio que fue explorado por marinos de Estados Unidos; entre ellos: Pablo Bush, junto con el mexicano José Lima Zuno y otros buzos, en la bahía que divide y une a Isla Mujeres con Cancún. Al parecer, pertenecía a una goleta inglesa de carga del siglo XVII, expuso el excónsul.

Esta réplica del cañón ya forma parte de un proyecto más amplio de construcción de barcos de época, con base en modelos de los siglos XVIII-XIX, emprendido con el apoyo del maestro carpintero campechano, Fernando "El Ronco" Carrillo, constructor de barcos en los astilleros de Campeche, tradición originada desde la Carrera de Indias durante la Colonia.

Además de las réplicas de las naves de Cristóbal Colón, han construido otras embarcaciones, como la del pirata Jean Laffite (de quién se cuenta dejó su tesoro escondido en Yucatán) proyectos en los que ha participado Fernando Barbachano hijo, desde la década de 1970, en Progreso, Yucatán.

La piratería es parte de la oferta turística del Caribe mexicano y otros polos turísticos del país, actividad que muestra desde el mar las rutas de cabotaje que hacían los mayas por las costas mexicanas desde Veracruz, Xicalango, en Tabasco, y los tres estados de la península de Yucatán hasta Centroamérica. Igualmente, se resalta la importancia de los puertos mayas, como Xcaret, El Meco, Muyil, Tulum, San Miguelito, Cozumel e Isla Mujeres, entre otros.

Del cañón donado hay tres réplicas, una se exhibe en la Comandancia de la IX Región Naval de Isla Mujeres; otra la tiene la familia Zuno en un hotel de Cozumel, y la tercera enriquecerá el acervo del Museo Maya de Cancún, para hacer más significativa la experiencia de visita.

Museo Maya de Cancún

Dónde: Blvd. Kukulcan km 16.5, Zona Hotelera, 77500 Cancún, Q.R.

Cuándo: martes a domingo de 09:00 a 18:00

Cuánto: $90

Web

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