Comunidad
La Posada del Sol: un testimonio del desamparo
Lola Ancira
La Posada del Sol es un pastiche con detalles de arquitectura barroca colonial y modernista en decadencia, un conjunto de edificios inacabados y deteriorados que reflejan el abandono de la belleza en la zona.

Foto: Alex Zetina

El edificio da muestras, reverbera, suena. 

En la oscuridad vislumbra, da sombras, camina.

Fernando Trejo

 

Llegamos al número 139 de la calle Niños Héroes cerca de las cuatro de la tarde y tocamos con la expectativa latente de entrar, de atravesar aquel portón metálico verde que divide a lo estancado en el tiempo de la vertiginosa e imparable realidad.

La Posada del Sol es un pastiche con detalles de arquitectura barroca colonial y modernista en decadencia, un conjunto de edificios inacabados y deteriorados que reflejan el abandono de la belleza en una zona popular donde lo que apremia es el brutal ahora, el instante presente, donde no se tiene la seguridad de un porvenir y cualquier circunstancia posterior se sabe insegura, donde más vale saber hacia dónde correr que permanecer en un sitio rodeado por el olvido y la ficción.

Respondió a nuestro llamado una de las dos figuras desconfiadas que aguardaban detrás del portón, precisamente la que nos informó un día antes la cantidad acordada para poder ingresar y la hora a la que debíamos hacerlo. En cuestión de segundos y al ver el dinero, cambió su semblante. Hasta entonces supo que hablábamos en serio. Los cuatro pensamos que funcionaría, podríamos no estar mintiendo y ellos podrían no estar arriesgando su empleo. La avaricia disfrazada de confianza y amabilidad nos permitió pasar.

Existen presentimientos tan contundentes como hechos, que se saben ciertos apenas se intuyen. Aquel día tuvimos uno temible, nefasto. Caminamos maquinalmente siguiendo al nuevo vigilante-guía, pues el otro se había quedado en la entrada, en un pequeño cuarto de vigilancia. Interpreté ese celo por su función como una posible conspiración para nuestro fin, para hacer las llamadas necesarias, recibir a la gente indispensable y lograr un trabajo impecable.

Recordé entonces que había olvidado traer cualquier arma punzo cortante con la que me pudiera defender, a excepción de los tacones de doce centímetros, cuyo potencial como daga o puñal no podía despreciar. Mientras tanto, el guía nos relataba la historia del lugar, que La Posada del Sol comenzó a construirse a principios de la década de los 40 y que sería una residencia y hotel fastuosos para "artistas e intelectuales", según su creador, un ingeniero español, pero que debido a diversos conflictos de intereses e insuficiente dinero, poder y contactos, detuvieron en varias ocasiones su construcción, hasta suspender por completo la obra a principios del año 1945.

Décadas después y a pesar de que dos de los edificios fueron utilizados temporalmente como sedes de instituciones gubernamentales e incluso uno de ellos fue acondicionado como una escuela para educación primaria, los abandonaron definitivamente tras unos años por los daños estructurales y supuestos hechos paranormales. Nos dijo además que, a pesar de que era muy difícil que alguien se pueda infiltrar, a quienes lo lograban los remitían con las autoridades correspondientes, que, al parecer, eran ellos mismos.

Lola Ancira 2

 Foto: Lola Ancira

Caminamos entre escombros varios minutos, pasamos por algunos salones que ahora eran usados como bodegas de diversas substancias y subimos tres pisos de uno de los edificios, después bajamos y nos dirigimos a otro, con un tipo de sótano y ventanales en la parte superior por donde se podía observar parte del enorme jardín central, que en algún momento fue magnífico.

Salimos y nos dirigimos a éste, lo rodeamos unos metros y llegamos a una hermosa capilla, custodiada por dos impresionantes figuras de piedra a escala natural de San Francisco de Asís y un lobo. Una campana pendía a unos metros del lugar y, al verla, el guía nos comentó que el dueño se había ahorcado precisamente ahí, y que incluso algunos aseguraban que antes de hacerlo asesinó a sus hijos y a su esposa.

Llegados a ese punto de la conversación, nos habló también del fantasma de una niña en la habitación 103 a la que le ponían un altar, y que sus diversas rondas nocturnas por toda la Posada en ocasiones eran amenizadas por sonidos terribles. Lo cierto es que el dueño murió años después de renunciar a la obra, en su residencia.

Antes de dividirnos, nos habló también de las dobles paredes ocultas debajo de los edificios, usadas para emparedar, y nos dijo que incluso había ciertos pasillos secretos que atravesaban todo el lugar que, a pesar de permanecer cerrados y sin luz eléctrica durante décadas, en ocasiones reproducían el sonido de varios pasos apresurados y gritos sofocados rápidamente. Que se empeñara en asegurar la veracidad de tales historias y la existencia de actividad sobrenatural era la muestra de que el desastre atrae y es llamativo siempre que lo puedas relatar a alguien más, siempre que represente una amenaza compartida.

Le pedimos entonces un par de horas para poder realizar la sesión fotográfica, nos preguntó si estábamos seguros y respondimos que sí. El guía regresó por donde habíamos llegado y nos dirigimos al primer edificio que visitamos. Subimos cuatro pisos esta vez y seleccionamos una habitación grande para dejar las pertenencias y cambiarnos de atuendo. Marcas en grafiti rojo señalaban las habitaciones, y había algunas flechas que indicaban un camino a seguir, pero no les dimos mucha importancia.

Especulamos la razón por la que estarían marcadas en forma tan precaria y al cruzar miradas adivinamos que teníamos el mismo silencioso temor.

Mariel Cortés 5

Foto: Mariel Cortés

Mientras los fotógrafos buscaban locaciones adecuadas y ángulos correctos, empezamos a seleccionar los atuendos en una tela blanca que pusimos sobre la suciedad del piso.

La extensión del lugar, la soledad y la impresión del vacío, a pesar de estar iluminado, dejaba una sensación de desasosiego. Ya con la delicada vestimenta, pensamos en nuestras probabilidades mínimas de sobrevivencia si correr frenéticamente fuera nuestra única salvación.

¿Tener miedo de un fantasma, de eternas repeticiones de fracciones vividas, precisamente como las visiones de Bioy en La invención de Morel? Mucho más lógico sería temerle a una persona; un fantasma no te puede golpear, transgredir o matar, es tan sólo el fragmento de un recuerdo atrapado en el tiempo, un ente que se vuelve visible a través de la evocación, que se manifiesta ignorando su terrorífica apariencia. De un ser humano te puedes defender con los puños y dientes, es tangible y mortal, y puedes tener una pelea crítica donde la agilidad es mucho más valorada que la fuerza.

Pero la existencia del terror psicológico también puede ser fatal, y no hay forma de resguardarse de éste: ambos crean la paradoja de una amenaza siempre latente en cualquiera de los dos planos existenciales.

Mariel Cortés 2

Foto: Mariel Cortés

El fotógrafo se instaló en lo que la fotógrafa nos daba indicaciones al tiempo que esperábamos ver, en cualquier sitio, escondidos y husmeando, a los vigilantes. Miramos con detenimiento pero no los encontramos. Empezamos a caminar por el pasillo y llegamos a un baño amplio, sin mobiliario, donde manos y huellas quedaron marcadas en el polvo acumulado durante décadas sobre las paredes. Nos dieron algunas ideas e iniciamos la sesión.

Tocamos el polvo con ambas manos y una sensación milenaria se filtró, aquel sitio atestiguaba a través del tacto que sí, la desgracia estaba presente. Aquellas historias aparentemente falsas cobraron sentido y nos dimos cuenta de que estábamos completamente expuestos, pero no podíamos detenernos. Presentir la muerte al siguiente paso y no hacer nada por evadirla era tan absurdo como el hecho mismo de dirigirnos al abismo por decisión propia.

Observamos la barra circular de lo que sería un bar y el pequeño teatro suntuoso, y nos dirigimos a otro edificio tras unas tomas. Llegamos a una zona donde todas las habitaciones estaban enumeradas con pequeñas placas de metal y mostraban cierta elegancia que no se había extraviado entre el descuido. Una de sus particularidades era que todos los pisos estaban más de un metro bajo el nivel del suelo, y era precisamente el edificio donde se encontraba la mencionada habitación 103, frente a la cual había una pared extensa con una inscripción en tinta negra y letra cursiva de la que sólo leímos fragmentos sin sentido. Nos detuvimos otro momento y realizamos más tomas.

Foto: Lola Ancira

Foto: Lola Ancira

Utilizamos también unas escaleras con herrería para otras instantáneas y continuamos al salón principal, que tenía el piso cuadriculado en negro y blanco (la dualidad, la unión de los dos mundos: el terrenal y el inframundo) y tres columnas, y donde un altar enorme era a su vez una chimenea con rastros de haber sido utilizada recientemente.

Llegamos a otro de los edificios y subimos al último piso. Atravesamos habitaciones, ahora mucho más grandes, cubiertas por hojas, tierra y polvo, y llegamos hasta los balcones. La nueva vista nos otorgó un ángulo particularmente bello del lugar y el terror comenzó a desplazarse cada vez más. Ya no escudriñábamos por rostros ni amenazas. Notamos la cúpula de la capilla y decidimos bajar a visitarla.

Dentro, lo primero que vimos en el piso fue un gran pentagrama dentro un círculo, representando el control del espíritu sobre la naturaleza, y ya era un hecho innegable que las múltiples inscripciones en las paredes y los numerosos símbolos masones que identificamos, como el compás y la flor de Lis plasmados en todo el lugar, eran testigos mudos pero fieles, talismanes que representaban mucho más que las palabras, mensajes visuales de identificación para los indicados.

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Foto: Mariel Cortés

Poco antes de finalizar nuestra sesión, nos deleitamos con la arquitectura del lugar por última vez, con las escaleras de piedra intrincadas, la infinidad de ventanales rotos y puertas entreabiertas incitando a indagar, los corredores eternos, las galerías impresionantes y nuestros restos de ansiedad.

Nos reunimos en la puerta de la capilla, intercambiamos impresiones y temores previos, angustia y desconfianza. Nos dispusimos a marcharnos. Al pasar por una de las habitaciones, nos percatamos de que había una cámara grabando porque su pequeña luz roja estaba encendida. Nos asomamos a las habitaciones contiguas y en todas había cámaras, sólo que apagadas. Nos miramos una vez más antes de percatarnos de que al final del pasillo había algunas figuras de diferentes dimensiones bloqueando el paso. Repentinamente, la oscuridad terminó de caer sobre nuestros ojos y decenas de manos se aferraron a nuestros pies.

¿Cuántos apellidos hay en México, cuáles son los más comunes y raros?
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En México hay apellidos indígenas, europeos, árabes, africanos y muchas mezclas más que le dan vida a nuestra diversidad multicultural. 

Fotos cortesía de Cultura CDMX

México es un crisol de cultural con una gran riqueza de apellidos. 

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) mencionó que en México hay más de 30 mil tipos de apellidos, que reflejan la gran diversidad y mezcla cultural de indígenas, europeos, árabes y africanos que han moldeado la gran historia de nuestro país.

Dentro de los 30 mil apellidos que se tienen registrados, el apellido “Hernández” es uno de los más comunes en México, aunque esto también significa que hay personas con una diversidad étnica y cultural del país que tienen ese apellido. Al ser un apellido con mucha popularidad, es posible que pueda atribuirse a un origen español, ya que fue introducido durante la época de la conquista.

Según los datos del Inegi, son cerca de 4 millones 875 personas las que se apellidan Hernández en México. García son poco más de 3 millones 575. El apellido Martínez cuenta con 3 millones 385 mil 839 de registrados, siendo el tercer apellido más frecuente en México, y finalmente, López, que cuenta con 3 millones 129 mil personas que tienen este apellido en todo el país. 

Algunos de estos nombres familiares son los más populares debido a que los patronímicos, apellidos con la terminación az, ez, iz y oz, fueron los primeros en ser creados aproximadamente en el siglo X y XI de nuestra. Asimismo, estas cantidades reflejan el número de apellidos registrados, no una cantidad específica de personas. 

A pesar de que hay muchos Hernández en México, todavía es posible encontrar una gran pluralidad de raíces y legados en México, muchos apellidos que muestran nuestra herencia compartida, un legado cultural que enriquece y fortalece la identidad nacional. 

A pesar de ellos, se dice que todavía existen algunos apellidos que se conservan de la época prehispánica. Algunos de los apellidos de origen maya, son Aké, Bacab, Canul, Chan, Dzib, Huchím, Kantún, Puc, Tunzab, Xoo, Xul y Yah. Incluyendo las variaciones o latinismos. 

Algunos apellidos conocidos de origen náhuatl, son Apanco, Cacahua, Cholula, Huexotl, Macuil, Netzahualcóyotl, Ocelotl, Popoca y Quechol.

Esta mexicana llevará un poco de la tradición de Oaxaca a Denver 
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Denver recibirá un poco de Oaxaca, uno de los estados con más diversidad étnica, comida, cultura y tradiciones.

Foto destacada Oaxaca Travel 

Oaxaca llegará a Denver a través de bailes, gastronomía y orfebrería. 

 

Ana Marina es una diseñadora de joyas y orfebre nacida en la Ciudad de México, pero ahora radica en Denver y es la responsable de llevar un poco del arte, cultura y tradiciones culinarias oaxaqueñas a Colorado. Ana Marina es una apasionada del arte, la cultura y la historia mesoamericana. En 2020 fundó Ana Marina Studio con el fin de reflejar sus raíces y crear un puente entre la moda antigua y la moderna, a través de sus diseños. Cuando visitó Oaxaca decidió preservar esa historia a través del arte y la comida. 

Esto hizo que se conectara con artistas oaxaqueños de Westwood, el lugar en donde está su joyería, para crear un evento que difundiera la gastronomía, el arte y la historia. En conjunto con una organización sin fines de lucro crearon un evento que demuestre la cultura oaxaqueña.

Ana Marina Studio

De modo que los habitantes de Estados Unidos puedan experimentar la cultura, la idea era llevar “Oaxaca en Denver”. Así que se creó un evento de dos días en donde habrá chefs locales que comparten la visión de los platos de Oaxaca, así como artesanos que hacen lo propio. Se trata de compartir las tradiciones culinarias prehispánicas ancestrales originarias de Oaxaca, y hacer que la gente las tenga presentes en Denver, y eso incluye alimentos como mole, tlayudas y chapulines.

Asimismo, se trata de expandir la visión de Oaxaca, ya que hoy en día, se están perdiendo las lenguas nativas como el mixteco. Así que a través de bailes folclóricos, el idioma, la gastronomía y la orfebrería, Oaxaca llegará a Denver. 

Ana Marina Studio

Así que en este evento habrá algunos food trucks con cocina oaxaqueña, en donde se servirán tlayudas, cemitas, chilaquiles, pastelitos negros, mole y por supuesto chocolate y degustación de mezcal. Asimismo, también  habrá venta de piezas de joyería inspiradas en Oaxaca, así como talleres de joyería tradicional oaxaqueña.

Finalmente, los habitantes de Denver también podrán jugar palo encebado, y compartir la experiencia de Oaxaca a través de la comida y el arte es una forma de fomentar la comunidad.

Kelly Tehuanita preserva la lengua zapoteca en Oaxaca
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Kelly Tehuanita en la escuela, en la radio comunitaria y a las personas analfabetas, con el fin de preservar el idioma zapoteco en Oaxaca. 

Fotos cortesía de Micaela Hernández

Ke­lly Tehua­ni­ta una de las guardianas del zapoteco en Oaxaca.

 

Cada día hay menos personas que pertenecen a la comunidad zapoteca y cada día menos las que hablan el lenguaje. Es por eso que Mi­cae­la Her­nán­dez, co­no­ci­da como Ke­lly Tehua­ni­ta, es una de las mujeres que pro­te­ge el idio­ma, además de enseñarlo desde hace más de 15 años en el jar­dín de niños Do­na­ji, en San Blas Atem­pa Oa­xa­ca.

Ke­lly Tehua­ni­ta también es una ges­to­ra cul­tu­ral, y forma parte de la ra­dio co­mu­ni­ta­ria, ?La Tehua­ni­ta 105 .7 FM? don­de en­se­ña pro­nom­bres za­po­te­cos, ver­bos y ad­je­ti­vos de un idio­ma en desuso por las voces del castellano y otros extranjerismos que lo han silenciado en las aulas y hogares de la región.

 

De hecho, esta labor de defensa de la lengua materna se perdió desde hace dos generaciones, y menos del 5 por ciento de sus más de 68 mil habitantes lo hablan, lo entienden y lo escriben; pero incluso la educación oficial de las lenguas madre es compleja porque hay muchas personas que son analfabetas.

Es por eso que Kelly Tehuanita enseña cantos a sus alumnos como ‘Dxuladi’, voz zapoteca que quiere decir chocolate. Además, enseña a saludar en zapoteco, los números y frases para preguntar el valor de una cosa o preguntar el nombre propio a sus amigos y familiares son parte del temario en las clases de Tehuanita.

Además, directivos y maestros de esta escuela implementaron que al menos un día a la semana los alumnos asistan ataviados con la prenda característica de la región, falda y huipil con flores multicolores bordadas a mano para las niñas, y pantalón negro, guayabera blanca y huaraches para los niños.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hay más de 420 mil hablantes zapotecas, siendo Oaxaca uno de los estados con más hablantes indígenas de México.  

Redbone: el grupo que lideró el movimiento indígena con descendientes mexicanos
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Redbone es una banda que marco historia al mezclar sus raíces indígenas con el activismo y la lucha por su identidad.

Fotos cortesía de Loader Sound

Redbone se caracterizó por su increíble mezcla cultural, política y musical. 

 

Redbone es un término cajún que designa a una persona mestiza, y también es el nombre de una banda que formó parte del Movimiento Indígena Americano, que es mejor conocida por su canción Come and get your love, uno de los mayores éxitos de la radio en su época; que desde su lanzamiento en el álbum Wovoka de 1973, se ha utilizado en comerciales, programas de TV como la serie de Netflix F Is for Family y sobre todo en Guardianes de la Galaxia de Marvel de 2014, cuando el actor Chris Pratt la bailó en la escena inicial.

La banda adoptó este nombre porque designa a un grupo étnico, localizado en el estado de Luisiana, Estados Unidos, ?que comprende descendientes de exiliados de una parte de Nueva Francia en el siglo XVIII, y posteriormente a españoles, alemanes y criollos franceses de dicho estado. 

Pero Redbone es una agrupación de ascendencia mixta, los hermanos Vásquez-Vegas eran de ascendencia yaqui, shoshone y mexicana y a menudo aludía a la cultura Cajun y Nueva Orleans en sus letras y estilo de interpretación. 

Este grupo comenzó interpretando y grabando música de surf, pero su agente les dijo que "el mundo aún no estaba preparado para acoger a un dúo de músicos mexicanos tocando surf” así que con el tiempo se diversificaron musicalmente hablando, en una banda ya de por sí diversa. La canción de Redbone fue la primera de una banda exclusivamente nativa y mexicoamericana en llegar al Top 10 de Billboard, alcanzando el puesto número 5 el 13 de abril de 1974.

Redbone también se caracterizó porque todos estaban vestidos como nativos y porque siempre han cultivado una apariencia llamativa en el escenario. Ya que a pesar de que crecieron en Fresno, California, los padres de algunos miembros eran shoshone, y otros tenían raíces tanto mexicanas como nativas, incluidas yaqui, pápago y navajo. Además, uno de los abuelos maternos fue músico de Texarkana que tocaba música cajún y mariachi.

Además de componer algunos éxitos, algunos miembros de la agrupación se inspiraron en el movimiento de derechos civiles y en los activistas nativos que denunciaban la pobreza en las reservas, los tratados rotos y otras injusticias. 

El guitarrista Tony Bellamy también era de ascendencia mexicana y yaqui, y el baterista Pete DePoe, que era cheyenne. La música de Redbone marca un hito histórico, porque además fusionaron muchos estilos como rock, swamp funk, Tex-Mex, música indígena de Norteamérica, soul, música cajún, jazz y música latina. 

Mujer de las estrellas: la historia de la rarámuri recluida injustamente en un psiquiátrico
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La mujer de las estrellas, Rita Patiño, padeció 12 años encarcelada injustamente en un hospital psiquiátrico de Estados Unidos.

Fotos cortesía de Procine

La mujer de las estrellas es una historia que nos recuerda la importancia y aceptación de las diferencias.

 

En marzo de 2023, la actriz Amanda Bynes tuvo una serie de problemas a causa de las adicciones y padecimientos mentales, que la llevaron a ser recluida en un hospital psiquiátrico, debido a que tuvo un ataque psicótico y fue encontrada vagando desnuda por las calles de Los Ángeles, según el medio TMZ. Pero no todo se trata de Hollywood.

La mujer rarámuri, Rita Patiño, conocida como La mujer de estrellas y montañas, fue recluida en un hospital psiquiátrico de Estados Unidos por 12 años, por un falso diagnóstico de esquizofrenia. Esta mujer, que radicaba en Chihuahua, caminó dejando atrás su lugar de origen, hasta que en 1983 fue encontrada en un pueblo de Kansas.

Al estar en un país desconocido para ella y sin hablar la lengua, las personas que la hallaron creyeron erróneamente que padecía alguna enfermedad mental. A partir de ese momento, pasó más de una década recluida con un falso diagnóstico y tomando medicamentos que no necesitaba y los cuales mermaron gravemente su salud.

Esta es la historia que da luz al documental llamado, en su honor, La mujer de estrellas y montañas, del director Santiago Esteinou, donde se narra la triste historia de esta mujer originaria de la Sierra Taraumara; que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fue hasta 1996 que Rita pudo regresar a la Sierra gracias a un equipo legal, aunque los últimos años de su vida los vivió con las secuelas de los medicamentos que le prescribieron de forma errónea en el hospital estadounidense.

Lo que inspiró a realizar la película, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) fue la vulnerabilidad de la mujer, que solo hablaba lenguas indígenas, que no pudo tener garantizar de ser tratada justamente.

Según el documental, Rita fue acreedora a una millonaria indemnización, aunque jamás pudo acceder a ella; ya que falleció en 2018, sin haber accedido a la justicia que se merecía por haber padecido el rezago de su cultura y su lengua. Su cuidadora, su sobrina Juanita Osorio, solo recibió algunos dólares durante un tiempo, pero nunca supo el monto real al que tenía derecho.

La Mujer de las Estrellas, el nombre del documental, habla de la cosmovisión del pueblo rarámuri, en donde las estrellas juegan un rol clave, ya que la comunidad tarahumara cree que provienen de ellas y que, al morir una persona, esta se transforma en una estrella. Desde, los muertos ahí nos ayudan, pero también pueden ver lo que hacemos y decimos.

¡Orgullo nacional! Equipo de 6 mujeres rarámuris compite en los 550 km de Las Vegas
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Este equipo de corredoras rarámuris corrieron durante dos días con breves periodos de descanso de día o noche.

Fotos cortesía de @edgargaralva

Estas 6 mujeres rarámuris correr en una competencia que va de los Ángeles a Las Vegas.

 

Seis increíbles mujeres de origen rarámuri, han puesto en alto el nombre de México al participar en la carrera de The Speed Project que se llevó a cabo desde Los Ángeles hasta Las Vegas, en un recorrido cercano a los 550 kilómetros sin parar. Las corredoras formaron un equipo que lleva por nombre ?Ra Ra Ra? y es integrado por Verónica Palma, Ulisa Fuentes, Isadora Rodríguez, Lucía Nava, Rosa Para y Argelia Orpinel.

Todas las corredoras hicieron relevos, y sin pausa la distancia entre el Muelle de Santa Mónica en California y la emblemática entrada de Las Vegas, Nevada. Se trata de una carrera emblemática que se caracteriza porque una vez empezada no se podía dejar de correr, haciendo que cada corredora completara cerca de 90 kilómetros de día o noche, durante dos días. Mientras una de las participantes participa, las demás descansan, se rehidratan y comen en una casa rodante hasta que se pide el relevo.


La mayoría del grupo rarámuri usó en el trayecto sus clásicos huaraches y en algunos tramos lo recorrieron con tenis, pero siempre portando su tradicional vestimenta que llamó poderosamente la atención de todas las personas a su paso. Estas corredoras fueron capaces de demostrar su destreza,  estilo de vida para ellos y forma de correr.

De hecho, logran convertirse en embajadoras de su comunidad tras ubicarse en el tercer lugar de la prueba, logrando acelerar el paso a cada hora, y desprovistas de las herramientas convencionales que usaría una deportista.

Además, se trata del primer equipo de rarámuris que participan en esta carrera. A pesar de que esperaban alcanzar un donativo de 500 mil pesos, solo recaudaron 234 mil 93 pesos, de acuerdo con el sitio web Donadora.org. No obstante, este logro permanecerá durante muchos años, marcado en el corazón de los mexicanos.

Asimismo, este logro se suma al reconocimiento que han ganado otras mujeres de su comunidad; siendo el caso de Lorena Ramírez, reconocida por el documental que le hizo Netflix: Lorena, la de pies descalzos, el más destacado.  El Instituto del Deporte de la Ciudad de México también aplaudió el resultado. Creadoras de Ra Ra Ra, nombre que otorgaron a su grupo, estas mujeres pusieron en alto el nombre de México.

Conoce el ritual rarámuri de Semana Santa en donde se defiende la cosmogonía ancestral
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El ritual rarámuri de Semana Santa celebra la cosmogonía ancestral, la divinidad y los usos y costumbres de las comunidades de Chihuahua.

Foto destacada: Zócalo Monclova

Este ritual rarámuri es uno de los más celebrados en la Sierra Tarahumara.

 

El ritual de Semana Santa que llevan a cabo los rarámuris, está estrechamente relacionado con la creencia en Dios; con la dependencia cósmica del más allá, y con reconocer las actividades que llevan a cabo tanto Dios como el diablo. Según el antropólogo Horacio Almanza, investigador del INAH, esta celebración es la más importante para los rarámuri del estado de Chihuahua, en la que los mandos de autoridad pasan de los gobernadores a sus líderes religiosos.

Asimismo, se trata de una tradición que conjuga los preceptos de la cristiandad con sus creencias ancestrales. Es una festividad anual que fortalece el lenguaje y la cosmovisión indígena, que se lleva a cabo en las los templos que están en los 35 mil km cuadrados que conforma el "mundo" tarahumara.

Somos Guachochi

En estas festividades, cerca de 30 templos se divide en dos grupos: los "fariseos", aliados del diablo, y los "capitanes y soldados" que defienden a Dios. Es en el periodo de la Semana Santa rarámuri que se le llama comonorirawachi que significa "cuando caminamos en círculo"; ya que la mayor parte de la celebración transcurre dándole la vuelta a cada templo en procesión reverente y continua.

En el comonorirawachi se llevan a cabo danzas, misas, rezos, ritos y plegarias, en un ritual pagano que espera la orden del jefe, el mandamás de los dos bandos, que después de consultar en voz alta la opinión de los "soñadores", los depositarios del misterio, mismos que son reconocidos por la riqueza de su experiencia onírica; contestan:Dios está débil y fácilmente vulnerable, ya que el diablo lo ha obligado a beber tesgüino, en cantidades increíbles, y Dios no ha logrado recuperarse todavía.

Somos Guachochi

Enseguida, el pueblo rarámuri, corredores a pie, cumple la misión de proteger a Dios y a su esposa, la madre de todos y a los dos se les identifica, al mismo tiempo, como el Sol y la Luna, hasta que vuelva a su buen estado, hasta que se recupere completamente. De no ser así, el diablo los destruiría y, con ellos, al mundo entero. El último día de los festejados se escenifican luchas vigorosas entre fariseos y
soldados, que simbolizan y recuerdan la eterna confrontación del bien y el mal.

Esta celebración de la Semana Santa Rarámuri inicia el Domingo de Ramos, con la bendición de las palmas, y llega a su punto más importante el Domingo de Resurrección, cuando los rarámuri realizan la simbólica Quema de Judas. Uno de los centros ceremoniales de la comunidad serrana de Norogachi, es el destino que más gente recibe cada año.

Somos Guachochi

Asimismo, de los poblados más emblemáticos dentro del estado de Chihuahua es Noragachi, cerca del Pueblo Mágico de Guachochi, que también suele ser conocido como "El Corazón de la Sierra Tarahumara" en donde se continúa transmitiendo este mensaje de resistencia y esperanza a través de una danza que trasciende el tiempo y el espacio.

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