La máxima casa de estudios de la UNAM conserva una gran carga simbólica muy importante de la identidad mexicana. Es uno de los pocos patrimonios mundiales que tiene la ciudad y es quien le ha hecho ganar a México los únicos tres premios Novel que tiene. Por ello y un sin fin de pequeños detalles alucinantes que posee en su arquitectura y planeación como excéntrico micromundo cultural, era de esperarse que un niño genio de cuarto de primaria estuviera siendo capacitado a nivel universitario dentro sus instalaciones.
Recientemente se escuchó la noticia de la niña gitana que posee un coeficiente intelectual de 162 puntos, un extraordinario nivel por encima del de genios como Albert Einstein o Stephen Hawking. Pues bien, aunque la Ciudad de México no posee todavía un infante de esta categoría, es loable dar a conocer que en la capital existen niños y jóvenes con capacidades intelectuales que pueden llegar a desarrollarse de la misma forma que esta niña genio si se tienen la atención, los espacios correctos y sobre todo los métodos de estudio ideales.
El ejemplo más reciente es el de Carlos Santamaría Díaz, un niño de 9 años de edad que hoy se encuentra estudiando un diplomado en Química Analítica en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Según el comunicado, el académico de la FQ, Eduardo Rodríguez de San Miguel Guerrero, indicó que se elaboraron materias especiales que pudieran alentar al infante en su reto académico:
Pensé en asignaturas que de alguna manera pudieran soportar esa inquietud. El primer módulo que tomó fue una concepción global de la química, de cómo se efectúan las reacciones, a qué cosas dan origen, para que tuviera conocimientos básicos de reactividad.
El pequeño ha concluido los módulos Principios de equilibrio en disolución y Espectroscopía infrarroja de RMN y espectroscopía de masas del diplomado; hoy, está por cursar su tercer bloque.
Carlos es sólo un ejemplo de muchos ?esta semana otros tres jóvenes mexicanos ganaron medallas de plata y mención honorífica en la Competencia Internacional de Matemáticas?, y aunque las cifras de lectores mexicanos no sean del todo favorables, existen niños y jóvenes capitalinos con gran inquietud y lucidez intelectual, sólo hace falta alentarles un poco más.
Será que, como el encargado del diplomado de Carlos lo hizo, ¿deberíamos optar por nuevos métodos de enseñanza?
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